Tiene el Futuro Futuro II
Nuevos Modelos Mentales para nuevas realidades
El hecho que en nuestras latitudes el pensamiento anticipatorio no sea
muy común, no nos exime que no seamos capaces de incorporarlo como una
herramienta fundamental para que podamos emprender con mayores capacidades el
futuro que tenemos por delante.
Adaptando a nuestra realidad lo planteado por Gastón Berger ya hace
algunos años podemos entonces decir, que
si se desea ir por una carretera lentamente
paseando con una carreta quizás con una linterna sea suficiente. Pero,
sí lo que se desea es ir por una autopista, requerimos de faros bien potentes
que nos permitan atisbar los distintos obstáculos que pudiésemos ir
confrontando. Estos faros potentes pueden ser perfectamente esa disciplina
llamada prospectiva que se encarga de estudiar el futuro y de cómo se puede
influir sobre él, para ir construyéndolo. Sobretodo, en una época caracterizada
por rápidos e impredecibles cambios. El Futuro que en otros siglos duraba mucho
en llegarnos, porque los cambios e innovaciones eran más escasos y lentos, en
la actualidad está cada día más cerca de
nosotros.
Algo similar escribía Juanjo Gabiña al referirse a la improvisación en
uno de los capítulos de su libro “El Futuro revisitado”, cuando describía que en su estadía en Japón descubría que los
japoneses tienen una máxima y es que en Japón no se improvisa. Sí lo
extrapolamos a lo que ocurre en nuestros países latinoamericanos nos topamos
con todo lo contrario. Donde la improvisación, esta casi a la orden del día.
Otro punto importante es que los japonenses
han sido unos practicantes de la prospectiva desde hace muchos años, lo
cual les ha apoyado para desarrollar los avances que a muchos nos han
asombrado. Y regresando al caso Latinoamericano, y específicamente en Venezuela
la práctica de la prospectiva ha estado muy rezagada, lo que impone un reto en
cuanto a su divulgación y desarrollo.
Para quienes no lo conocen, es
notorio mencionar el caso del metro de
Tokyo. Para el año de 1952, Tokyo ya contaba con 7 millones de habitantes, y
comenzaba a tener importantes niveles de congestión en la ciudad. Para los años
70 los andenes del metro se encontraban atiborrados de gente con colas de seis, siete filas, lo que les llevo a pensar en
alguna solución importante para lograr atender la exigente demanda. De hecho el
metro de Tokyo es famoso por su forma como los empleados del metro con guantes
blancos ayudan a los últimos pasajeros para que entren en los vagones. Las
colas que se hicieron en los andenes de Tokyo, más la superpoblación y la
necesidad de prestar un mejor servicio público e integral los llevo a pensar en un modelo a futuro para
resolver el crecimiento en la demanda de servicio.
El modelo matemático prospectivo planteado, se resumió principalmente
en dos variables. Una expresada por la longitud
del metro y la otra era la cantidad de pasajeros que podría estar ocupando los
vagones del metro.
Este fue un modelo proyectado al año 2000. Tokyo para el año 2004 ya
tenía una población que superaba los 36 millones habitantes, comparativamente con los
7 millones que tuvo para los años 50, lo
cual denota un crecimiento desmedido en
50 años, quintuplicándose.
El mapa actual del metro de Tokyo esta compuesto de 14 líneas que
surcan a la ciudad. Cada línea en el mapa esta representada por un color que la
identifica y que permita al usuario una forma visual de ubicarse. El sistema de
metro se encuentra integrado a otros sistemas de Buses y de metrobuses, lo que lo
hace un sistema de servicio integral. Hoy en día es el metro que posee mayor
distancia y que puede atender un mayor número de pasajeros simultáneamente, es
decir es el más óptimo considerando estas dos variables. El metro de New York
tiene una mayor distancia pero no atiende a tan importante cantidad de pasajeros,
mientras en el otro extremo encontramos el caso del metro de Beijing el cual es
muy corto en distancia, pero atiende a un contingente importante de pasajeros.
Lo interesante de este proyecto es que a pesar de ser Tokyo una ciudad súper
congestionada desde los años 50. Los japoneses pudieron construir a pesar de
todo catorce líneas del metro, lo que les permitió tener un proyecto con una
ejecución de error de cero, que inclusive supero las expectativas del diseño del proyecto, en cuanto a metas
logradas. Hoy en día, no es perfecto, pero supera con creces los niveles de
atención y de congestión de los años setenta. Este un ejemplo muy claro de cómo
haciendo uso de un futuro posible anticipado se pudo construir y brindar una solución
a un problema tan crítico para Tokyo.
En Venezuela y más específicamente en el metro de Caracas, hoy en día
observamos en muchas de las estaciones el problema tal como lo confrontaron los Japoneses en el año 1970, claro la población de
Caracas aún no llega a como estaba poblada Tokio en los años 50. Tomando estos parámetros sería notable si se pudiera elaborar algún modelo
prospectivo que pudiese estar en correspondencia en cuanto a nuestra necesidad
de servicio y a nuestro crecimiento poblacional y atención a la superficie y
distancias requeridas por los usuarios que viven en las diferentes zonas. Esto
pudiese ser muy útil, sí consideramos que en los actuales momentos los niveles
de congestión en la ciudad a distintas horas son sumamente elevados. Según el
experto Daniel Quintíni a Caracas le hacen falta al menos 320 Km. de vías para mitigar
sus niveles de congestión, e inmediatamente surge la pregunta, si tenemos más
vías no habría entonces la posibilidad de que se incrementase el número de vehículos
de forma importante.
Volviendo al caso del metro de
Tokyo cuando se mira en el mapa esta representado por un tejido de líneas que
se entrecruzan. Tomando como base este
mapa en Europa han logrado diseñar un mapa de “Megatendencias”, es una especie
de Mapa Mental representativo de las principales tendencias que se están dando
en Europa. Resulta un instrumento bien útil si tratamos de entender en forma
gráfica lo que pudiese estar ocurriendo con las fuerzas impulsoras que se están
desarrollando y que motorizan a las sociedades actuales. Esta representación
gráfica, aunque a lo mejor no sea en su totalidad diseñada en forma tan
rigurosa, nos convoca a que revisemos algunos de los elementos fundamentales de
la prospectiva. Ya mencione que el pensamiento anticipatorio o visualización de
Futuros era uno, los otros son la visión sistémica y holística de un tema en
estudio.
Muchos han confundido a los prospectivitas con
futurólogos. Tal como lo plantea Jin Dator quien es practicante de la
prospectiva y trabaja para la
Universidad de Hawai “si alguien te dice que es lo que va a
pasar en la tierra en los próximos diez minutos corre, porque no hay nadie que
pueda conocer esto”. Lo cual básicamente plantea una diferencia clara, entre lo
que son los futurólogos que se encargan por distintos métodos de predecir o
prever el futuro y lo que son los prospectivistas. Que sí bien nos encargamos
de estudiar el futuro no obstante no lo prevemos.
Con lo anteriormente planteado
lo que deseamos comunicarles es que uno
de los fundamentos de la prospectiva radica que lo que se privilegia es al
proceso y no el producto. El hecho de que se diseñe un escenario; imaginemos
por ejemplo el cambio climático al 2020, y llegado el 2020 no se atina en los resultados o metas planteadas como hipótesis planteadas
en el escenario. Lo que no desdice del proceso, el cual será un factor
fundamental para la construcción de una visión consensuada, compartida y anticipada
de un futuro posible. Esto pareciese sencillo, pero muchos estarían esperando
un vaticinio en los escenarios, y lo que esta detrás del diseño del mismo es
que su evolución puede estar en un rango de posibilidades, y que además esta
constituido por una serie de elementos llamados factores claves, tendencias,
fuerzas motoras, reglas de juegos. Además que estos elementos no son estáticos,
sino que se desarrollan en forma dinámica. Así que si conociésemos esto, nos
daremos cuenta que es mucho más profundo
y estructural el desarrollo de las estrategias fundamentadas por las interacciones
de los elementos involucrados en el escenario y no estar pendiente si los
resultados están dentro del rango de plausibilidad del escenario. La función
principal de los escenarios es servir de guía a los tomadores de decisión.
Uno de los aspectos, que sí se
considera relevante, es lograr involucrar a los distintos actores para que
compartan una visión, lo cual no es una tarea sencilla. Es por ello, que se
recomienda que a los tomadores de decisión se les involucre desde el inicio,
para que cuando tengan que tomar las diferentes
decisiones, o lo que se pudiese entender como el despliegue estratégico, el
actor forme parte de la visión a la que se ha apostado construir.
La naturaleza de los ejercicios
prospectivos, es de carácter reflexivo y generalmente se realizan en consenso,
su duración varía según la complejidad. Generalmente duran entre 6 meses hasta
a algunos que han durado año y medio.
Luis Gilberto Caraballo
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